Foto: Willy Estrada
Escrito por:
José Pelicó
Diario de Centroamérica
Guatemala, C. A.
Cuando migró a la capital, a los 9 años, no se imaginó que su llegada al bullicio citadino le transformaría la vida. Tampoco pensó que en 2012 ocuparía un puesto clave en la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac). Nació en Jutiapa, la cuna del sol, rodeada de árboles frutales, semillas comestibles, vegetales y del olor y sabor del pan artesanal, especialmente las quesadillas, comunes en los hogares de esa región.
Sencilla, amable, platicadora, risueña y conocedora de los acontecimientos que han marcado la vida política, económica y social de Guatemala, Artemis Torres Valenzuela, directora de la Escuela de Historia de la Usac, nos invita a entrar a su despacho, para esta entrevista.
En cada rincón de su oficina observo libros y cerca de ella un ejemplar del periódico El Imparcial. Estos forman parte de la herramienta que le ha permitido investigar sobre los acontecimientos de la historia de la nación.
Sobre uno de sus archivos, en el fondo de su espacio de trabajo, cuelga una capucha, la cual me recuerda que la Carolina está en actividad huelguera. Imagino a la entrevistada participando en el desfile bufo, el Viernes de Dolores, que, por cierto, recorrerá las calles del Centro Histórico dentro de tres días.
Es la primera mujer que dirige la Escuela de Historia, por lo cual expresa: “Me siento realizada, porque sé que estoy abriendo brechas, y que, posteriormente, en esa persecución de campos más justos, otras compañeras vendrán a ocupar el puesto y seguirán trabajando por una academia más consolidada”.
Para ella, la historia es importante, pero lamentablemente despreciada en nuestro país. “Esa ciencia, aunada con las sociales y los discursos humanísticos, genera conocimientos de mucha utilidad en la interpretación del pasado, la sociedad, los pueblos y los orígenes”, explica.
Antes de ingresar a la universidad, Torres tenía el dilema de si estudiar filosofía, literatura o historia. Se decidió por la tercera, motivada por su abuelo materno, sus padres y por los consejos de sus maestros del Instituto para Señoritas Belén.
Buscando respuestas
Cuando vino a la ciudad, el país estaba viviendo el conflicto armado interno. Este acontecimiento era observado desde tres perspectivas: desde el oriente, desde la ciudad y desde los medios de comunicación.
“Me impactó ver la quema de la Embajada de España. Esa vivencia me generó un grado de conciencia, pero también dudas: por qué esas imágenes violentas en la televisión y a qué se debía.
Quería una explicación a ese acto tan atroz”, menciona.
Una nueva experiencia
Vivir en la capital y estudiar en las escuelas públicas le permitió darse cuenta de que el escenario de la ruralidad jutiapaneca, con vivencias coloridas y una cultura que recuerda con mucho agrado, contrastaba con la de esta ciudad, donde todo ocurre aprisa y con bullicio.
“Los años de formación en el Instituto Belén me introdujeron a este mundo. Nos reuníamos con las compañeras que también provenían de los departamentos. Era una exquisitez compartir las culturas”, indica.
Artemis Torres expresa que sigue trabajando en sus sueños y metas. “Me siento satisfecha. La estancia en esta dirección me permite realizar actividades en pro de lo académico, la vida estudiantil y de una ciencia que pretende ser para todo”, afirma.
La directora de la Escuela de Historia se considera sencilla, le gusta disfrutar de la compañía de las personas, ama la docencia, el teatro, el cine, la literatura, el deporte y las emociones que salen de lo común.
“Todos los días me lleno de energía positiva. Comparto con mis amigos y familiares, los estudiantes y exalumnos. Eso me satisface”, señala.
Como cualquier otra ciudadana, goza estar en un parque, en una biblioteca, caminar por la Sexta Avenida y tomarse un café en la zona 1. “Son cosas pequeñas, pero grandes en la vivencia, aunque extraño el ambiente, el clima y la relación social de Jutiapa, porque generan recuerdos y los recuerdos son humanos”, concluye.
Culturales de Maco 