Por:
Byron Quiñonez
Culturales
Siglo 21
Guatemala, C. A.
La unión hace la fuerza, y si hay amistad de por medio, el poder es mayor. Esa es la idea detrás de este colectivo de artistas que reúne a un grupo de pintores contemporáneos que residen en Antigua. Su nueva exposición, Espiritualidad, permanecerá abierta hasta el 9 de mayo en Galería Panza Verde.
Fundado en 2013 con el objetivo de trabajar en el arte contemporáneo, elaborar propuestas en espacios culturales, crecer y desarrollarse, el Colectivo de Artistas Contemporáneos de La Antigua Guatemala (C.A.C.A.) se compone de un grupo de amigos pintores que viven en Antigua Guatemala. Algunos ya tenían años de conocerse y agruparse para compartir procesos y vivencias les pareció el siguiente paso lógico.
“Somos un grupo de amigos que colaboran entre sí y comparten el afán de hacer cosas juntos, como esta exposición, Espiritualidad. Hemos trabajado como una pequeña cooperativa de apoyo mutuo compartiendo contactos, iniciativas para exponer y actividades individuales y colectivas”, relata el dibujante y pintor Alecsis Rojas, que ha expuesto en Asia, Europa y Norteamérica. Rojas añade que la iniciativa surgió de Juan Pablo Canale, quien hace un año circuló una nota entre amigos para invitarlos su taller y plantearles la idea del colectivo, que actualmente agrupa a Rojas, Canale, Gustavo Estrada, Lili Aldai, Lucía Morán Giracca, Mario Lanz, Ancris García Cabezas, Elvira Méndez, Rodolfo de León y Christel Brenninkmeijer.
“A mí me invitaron desde el principio, pero esta es mi primera exposición con el colectivo”, añade Rojas.
“Creo que en todo artista existe la genuina necesidad de sacar su voz al aire y estoy convencido que para que esa voz individual tenga más resonancia es necesario el eco del equipo”, afirma Juan Pablo Canale, que al ser bisnieto del pintor español José Mongrell (1879-1937) y sobrino del pintor guatemalteco Ramón Banús (1938-2012) ya trae el arte en la sangre.
Por su parte, Gustavo Estrada afirma: “La verdad al principio no le daba mucho al asunto, pero cada vez que los cacas se juntan entiendo mejor el propósito, que para mí no es compartir una técnica o describir cómo trabajo, es más crear una comunión de amigos. Entendernos e interactuar es saber cómo logramos nuestros procesos creativos, la inspiración o la forma de ver las cosas”.
Y es precisamente esa fuerza grupal la que los ha llevado a montar tres exposiciones: en la primera, que fue básicamente la presentación del Colectivo, tomaron una casa en restauración. La segunda expo, Punctum, inaugurada el 8 de febrero en la galería Angie Angie, giró en torno a 42 pinturas e ilustraciones en miniatura de ocho artistas del colectivo. “Puctum hace referencia a la inquietud que tenía Roland Barthes en su hermoso ensayo fotográfico: a ese pequeño punto de la totalidad que nos atrae poderosamente, eso que nos planta rotundamente ante la imagen, que por muy grande o pequeña que sea, nos somete a su destello, al detalle”, afirma Lucía Morán Giracca, que desde 2000 ha participado en numerosas performances y exposiciones individuales y colectivas en Barcelona, Costa Rica, Guatemala y México.
La historia tras el nombre
Un buen nombre, para serlo, debe ser corto y memorable. “La razón del nombre C.A.C.A., formado por las siglas del Colectivo de Artistas Contemporáneos de Antigua, fue una coincidencia manipulada. No tiene una connotación intencional particular, y aunque se puede jugar con ella no está dirigida a nadie, simplemente salió de un chiste entre amigos, que se convirtió en posibilidad y ahora realidad. Esto, a su vez, representa la naturaleza de C.A.C.A.: se trata del “juego” y la “buena onda” más que del posible negocio o razones distintas al amor por lo que hacemos. El premio para todos ha sido mucho crecimiento artístico y, por ende, del alma. Por el hecho de ser todos amigos, antes que colectivo como tal, compartimos técnicas, experiencias o simplemente pláticas de amigos con intereses afines y sin egos o prejuicios. La amistad y el amor es lo que prevalece y eso, creo, es la mayor fortaleza de C.A.C.A.”, señala Canale.
La comunión que promueve el arte
“Queremos profundizar en la amistad y compañerismo que nos une, conocernos mejor y compartir los motivos y claves de la vocación artística que nos une. Para nosotros, el arte, tanto la obra como el procedimiento y el ritual de la creación, son espacios en que la espiritualidad se manifiesta y se comparte. La obra de arte es portadora de la riqueza espiritual de su creador y un canal por donde transcurre el espíritu de una cultura, de un pueblo o del género humano en su totalidad. Es por eso que quizá uno de los mayores regocijos de un artista es escuchar que la obra ha tocado alguna fibra íntima de quien la contempla”, afirma Elvira Méndez, que viene exponiendo su obra desde 1997 y fue directora del Centro Cultural El Sitio, en Antigua, entre 2006 y 2009.
“Pertenecer al colectivo ha sido una experiencia llena de matices. En cada encuentro se generan ideas que se multiplican y crecen a una velocidad muy estimulante. Las exposiciones ponen en evidencia la necesidad de hacer y de exponernos, así como la fuerza que conseguimos al trabajar juntos. Personalmente, considero que la riqueza del colectivo es la reflexión paralela a este exponerse, el compartir con quienes tenemos inquietudes que se complementan y que nos nutren mutuamente en nuestro crecimiento como creadores,” reflexiona Morán Giracca.
Este concepto es compartido por la muralista Ancris Cabezas: “El movimiento local artístico se traduce para mí en una labor de hormigas: lenta pero segura. Por ello, considero necesario moverse constantemente. Este colectivo es un intento de mover las cosas desde donde estamos y desde quien somos. Debido a que he pintado murales desde los 16 años, las únicas exposiciones en las que he participado han sido las tres con el colectivo, y Espiritualidad es la primera vez que expongo en una galería de arte”.
“Aparte de compartir y aprender, el Colectivo se trata, sobre todo, del nacimiento de nuevas ideas e inspiración”, añade la artista holandesa Christel Brenninkmeijer, que reside en Antigua desde 2008 y quien antes de unirse a C.A.C.A. ya había expuesto su trabajo en Antigua Guatemala y en Utrecht, Holanda.
Uno de los beneficios de pertenecer a un colectivo de artistas es, precisamente, el compartir visiones y, en cierto modo, romper el ostracismo que a veces conlleva el acto creativo. “Las reuniones del Colectivo, en principio, son la oportunidad de salir del aislamiento y el espíritu ermitaño que normalmente prima en mi manera de ser. Esta reunión entre colegas me permite estudiar y mantener vigente una pasión en común”, comenta al respecto el pintor, actor, narrador escénico y director de teatro de títeres Rodolfo de León. “La riqueza que se esconde en el intercambio de ideas y de conocimientos, así como en el trabajo en grupo, es infinita”, añade Morán Giracca.
“Queremos crear nuevos espacios donde nazcan ideas innovadoras y podamos compartirlas al público, realizar proyectos donde se involucren muchas personas, y queremos empezarlo ahora”, sonríe Méndez.
Espiritualidad, la muestra inaugurada el 9 de abril, Espiritualidad consta de 30 obras realizadas con técnicas como acuarela, óleo, tinta, acrílico y crayón por los participantes: Alecsis Rojas, Elvira Méndez, Rodolfo de León, Gustavo Estrada, Ancris García Cabezas, Juan Pablo Canale, Lili Aldai, Mario Lanz y Christel Brenninmeikjer. “El ritual de crear tiene algo de acto de fe, mostrar la obra tiene algo de comunión, y el vínculo entre artista y quienes encuentran ese algo que la obra propone tiene un parentesco con lo sagrado. En esta época de espiritualidades confusas y múltiples, o fundamentalistas e intolerantes, queremos practicar la tolerancia y el asombro frente a una de las esencias más profundas que tenemos como humanos: nuestra espiritualidad”, afirman. La exposición permanecerá abierta hasta el 9 de mayo en la Galería del Mezón Panza Verde, 5ª. av. Sur No. 19, Antigua Guatemala.
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